Llegamos a Tenerife por fin, era maravilloso, me encantaba esta isla, y por la cara de felicidad de Malú, también. Aquí no nos molestarían hasta que el tema de las fotos se pasará un poco, sabía que a Malú no le gustaba nada que hablarán de su vida privada.
-Gorda, cógeme una maleta...- ella se había puesto a hacer fotos y a mi me había dejado con las dos maletas
-¿Y que me das a cambio?- me dijo acercándose a mi boca.
-Placer...- me mordió el labio dejándome con las ganas y cogió su maleta.
Llegamos a casa de mis amigos, era un chalet en primera línea de playa, con piscina y dos plantas. Era una casa apartada de todo, siempre me había transmitido muchísima paz esté lugar. Entramos y le enseñe a Malú la casa por encima, ya tendría tiempo de verla.
-Te voy a enseñar mi parte de la casa preferida...- dejamos las maletas en medio de la casa y la lleve arriba.
La habitación principal de la casa tenía un jacuzzi en el baño. En el que cabían perfectamente dos personas y que pretendía usar.
-Era esto eh... Estas muy necesitada de sexo Vane...- me dijo antes de besarme.
-Estoy muy necesitada de ti.- la mordi el labio y se le escapó un gemido.
-Vane...- me intento besar de nuevo y la aparte.
-Desnudate.- era un orden, necesitaba ver su cuerpo.
Se quitó la camiseta con mucha lentitud, dejándome ver su perfecto abdomen, y más tarde el sujetador. Se ido la vuelta, dándome la espalda, y se bajó los pantalones y el tanga de golpe, quedándose totalmente desnuda, para pegar su culo a mi, y volverme más loca de lo que estaba por ella.
-Métete aquí conmigo..- me dijo cuando ella ya se había metido en el agua.
-Sus deseos son órdenes para mi, jefa.- me desnude bajo su atenta mirada y me metí en el agua con ella.
Nos mirábamos fijamente, sin decir ni una sola palabra, hasta que decidí que no podía esperar más, y lleve uno de mis pies a su sexo, rozándolo con fuerza.
-Agg...- gimió. Abrió más las piernas, dejándome acariciarla con más soltura.
-¿Te gusta?- la pregunte ahora con mi pie en sus pechos.
Como respuesta, llevo mi pie de nuevo a su sexo, apretando contra el. Quería más, y pensaba dárselo.
Me móvil hasta quedar sentada encima de ella, con una pierna a cada lado de su cadera. Y me pegue a ella, haciendo que nuestros sexos y nuestros pechos se rozarán.
-Joder... más fuerte.- Malú estaba desatada, agarraba mis nalgas y mordía mis pezones.
-Malú... Me voy a correr...- sentía que iba a explotar en cualquier momento.
-Córrete conmigo..- y eso fue lo que paso, ahogamos un gemido en la boca de la otra, el gemido que indicaba que habíamos alcanzado en cielo con nuestros dedos.
Salimos del jacuzzi, totalmente empapadas, en todos los sentidos. nos pusimos el pijama y nos metimos en la cama. Tenerife nos estaba sentando bien, sin duda, veía a Malú más tranquila y feliz. Esa noche, una vez más, dormimos abrazadas, y creo que era la mejor sensación que había conocido hasta ahora.
NARRA MALÚ.
Me desperté un poco aturdida, ¿había sonado mi móvil? Me gire, soltándome de los brazos de Vanesa y mire la pantalla del móvil, así era, tenía un whatsapp. Era rosa, mi manager.
-Malú, tenemos un problema.- ese era el mensaje. Me levanté corriendo y la conteste a toda prisa, todavía estaba en línea.
-¿Que ha pasado rosa?- la conteste, joder lleva escribiendo media hora...
-A parte de las dos fotos que salieron en la televisión tuyas con Vanesa, hay 23 fotos más, ha venido un amigo mío que es periodista a avisarme. Se te ve besándola, son mucho más comprometidas que las que ya se han visto.- joder...
-Rosa pero sí es amigo tuyo... ¿No? Dile que no pueden poner esas fotos en ninguna revista. Le pago lo que quiera, pero no quiero vivir con fotógrafos en mi puerta. Me he ido a Tenerife para olvidarme de todo, no estoy en Madrid, ni en Málaga. Por favor, haz algo... Ayúdame.- estaba desesperada, no sabía que hacer.
-Malú... No puedo hacer nada. Lo siento.- genial, todo a la mierda. Pablo me las iba a pagar, esto lo hacía para que volviera con el, lo sabía.
-Malú... ¿Qué haces despierta?- Vanesa se sentó a mi lado dándome un beso en la mejilla.
-La hemos cagado...- una lágrima bajó por mi cara, pero no era pena, era rabia, y sed de venganza.
-¿Que pasa?- me dijo preocupada.
-Que ha llegado la hora de que Pablo pague por todo lo que me ha echo, esto se acaba aquí...
Para cuando el siguiente??
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