NARRA VANESA.
Tengo que reconocer que las palabras de Malú me asustaron bastante, ¿que pretendía hacer?
-No te asustes Vanesa, no le voy a poner una bomba en el coche ni nada parecido. Sólo voy a hacer que a partir de ahora, toda su vida, sea un infierno...- se levantó de la cama y se fue al baño.
Genial, tengo una novia que estaba loca, y que no había dicho al final que la había puesto tan nerviosa. Mire su móvil, tenía la pantalla iluminada. Rosa la estaba enviando muchas fotos, oí el agua de la ducha, perfecto, tenía tiempo.
Abrí su móvil y me metí en la aplicación, para poder ver las fotos. Éramos Malú y yo, el día del barco, pero estas fotos eran diferentes a las que ya habían salido a la luz.
-Así que era esto...- pensaba en voz alta. Las fotos eran realmente preciosas, se la veía encima de mis piernas, besándome, las dos abrazadas en el sofá, o sonriendo a centímetros de mi boca.
-¡Vanesa!- oí su voz desde el baño, y rápidamente bloquee el móvil y lo deje donde se encontraba, me iba a hacer la loca.
-Dime gorda.- la conteste acercándome a la puerta.
-Me he dejado la toalla fuera, dámela anda...- puso voz de niña pequeña, me lo como, Socorro.
Me di la vuelta y ahí estaba, su toalla y su ropa interior, cogí las dos cosas y las lleve al baño. Al abrir la puerta, me la encontré desnuda en mitad de la habitación, sonriendo con intenciones más que claras.
-Aquí tienes.- se lo cedí, y antes de que me fuera me cogió del pantalón pegandome a ella.
-Cariño me estas mojando...- tenía el pelo y todo el cuerpo empapado.
-Y tu a mi...- llevo dos dedos a su sexo, los introdució, poniéndome mala, y segundos después los sacó. Estaban mojados.- ¿Ves?
-Bésame.- necesitaba sentir sus labios de nuevo, me hizo caso, pero no me besó, me comió la boca, cosa que hizo que mi temperatura subiera aún más.
-¿Dónde quieres hacerlo hoy?- la dije cogiéndola del culo y enganchando sus piernas a mi cintura.
-En la cocina, nunca lo he echo ahí...- me apretó los pechos e hizo fuerza con sus caderas hacia las mías, me estaba volviendo loca.
La lleve a la cocina en lo que ella mordía sin descanso mi cuello, mi orejas, y de vez en cuando mi cara. La senté en la encimera y me dedique a observar su cuerpo.
-Tocate.- fue una orden por mi parte.
-Quiero que lo hagas tu...- me dijo mordiéndose el labio.
-Me pone ver como te masturbas...- se empezó a tocar, los pechos y su sexo, en lo que yo me iba quitando la camiseta y los pantalones.
Me quede en ropa interior delante suyo, y ella cada vez se tocaba más fuerte, y se empezó a meter dedos. Me quite el sujetador muy lentamente, haciendo que se desesperara.
-Joder Vanesa... Que cachonda me pones...- dijo observando mi cuerpo una vez que me quite el tanga.
-¿Cómo de cachonda te pongo?- la dije siguiéndola el juego.
-Como para follarte aquí mismo.- saco sus dedos de su intimidad, me cogió de un brazo y me apretó a ella, que seguía sentada encima de aquella encimera.
-Méteme los dedos hasta el fondo...- le dije en su oído.
-Quiero comértelo...- me mordía los pezones, en lo que mi mano jugaba en su sexo y la mía en el suyo.
-Córrete Malú...- la susurraba al oído en lo que el ritmo de mi mano subía.
-Vanesa... Me voy a correr ya... Me duele...- sus gemidos eran insostenibles, era tanto el placer que hasta dolía... Saque mis dedos de golpe, y puse mi boca en su sexo, y pasó. Se corrió en mi boca, que se empapo de ella.
-Que polvazo dios...- dijo bajandose del mueble aún con poca estabilidad en las piernas.
-Tienes el cuerpo del delito amor...- la dije mirando su culo.
-Soy toda, entera y tuya.- me dijo empujandome hasta que quede sentada en una silla.
-¿No has tenido suficiente?- la dije viendo que se subía en mis piernas.
-Ahora me toca a mi...- y con esa frase, volvió a empezar una locura, que se prolongo durante toda la mañana.
Pero había algo importante de lo que teníamos que hablar...
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