NARRA VANESA.
La tenia tumbada con la mitad del cuerpo sobre el mio, sentia latir su corazon, ese que todos los días me daba vida. Acariciaba su espalda desnuda de arriba abajo, ninguna de las dos hablábamos, no era necesario. Acabábamos de hacer el amor una vez más, y eso era algo sin lo que ya no podía vivir, sin su cuerpo, sin ella. Pero había algo de lo que teníamos que hablar.
-Malú, explícame lo de esta mañana anda.- no quería decirle que ya había visto las fotos, prefería que me lo dijera ella.
Se incorporó un poco, mirándome a los ojos, con el pelo enredado por su preciosa cara... Con cuidado le fui quitando el pelo de la cara, dejando suaves caricias por sus mejillas, hasta que pude ver esa preciosa sonrisa que a veces ocultaba. Se sentó en el sofá, y mis ojos la recorrieron de arriba abajo.
-Tápate por dios...- me puse un cojín en la cara y Malú fue corriendo a ponerse una camiseta riéndose, sabiendo que me mataba verla así.
-A ver... ¿Te acuerdas de Miguel?- simplemente asentí con la cabeza- pues no hizo más fotos de las que salieron a la vista.
Se estiró hasta la mesilla, cogiendo su iphone y buscando hasta que me enseño la pantalla. Volví a ver las fotos que había visto esta mañana, pero esta vez con la cara interrogante de Malú al lado mía, esperaba una respuesta por mi parte.
-¿Y que va a pasar con estas fotos?- la dije intentado parecer sorprendida.
-Se van a publicar, Rosa no ha podido hacer nada...- miro hacia otro lado, temia mi respuesta.
-Malú mírame...- seguían esquivando mi mirada, creo que estaba llorando.
-Vanesa... Me da mucho miedo esto. Me da miedo perderte por estas fotos.- sí, estaba llorando y yo no pude hacer otra cosa más que abrazarla.
-Nunca me vas a perder Malú.- la aparte de mi, y cogí su cara con mis manos. Fui dejando besos por su cara, quitando sus lágrimas.
-¿No te da miedo que la gente sepa lo nuestro?- me pregunto con una tímida sonrisa.
-Hace tiempo que no le tengo miedo a nada... Siempre y cuando sea contigo claro. Has echo que se me olvide hasta la razón de mi vida antes de conocerte. Me has robado cada trocito de mi cuerpo, Malú. Soy tuya completamente, y nunca podré evitar amarte más que a mi propia vida. Y unas fotos no van a hacer que me separe de ti.- ahora estaba llorando yo.
-Vanesa... Me he enamorado de ti, como nunca crei que podría enamorarme de nadie.- sabía que para Malú no era muy fácil expresar sus sentimientos, ese fue un paso muy grande para ella.
No creo que pudiera responderla con palabras, así que lo hice con hechos. La bese, pero no con la pasión que caracterizaba nuestros besos, sí no con amor. Demostrando que no nos pertenecíamos a nosotras mismas. Que éramos la una para la otra. Y que esto no lo podrían romper, era eterno.
-¿Y que pretender hacerle a Pablo?- puse una sonrisa picara, todavía me acordaba de su frase tan amenazante de esta mañana.
-No se todavía... Pero se que de alguna forma me va a pagar todo el daño que me ha echo- se escondió en mi cuello, y me abrazo. Me encantaba cuando se ponía como una niña pequeña.
-Gorda...- la di un beso en el hombro.
-Dime...- se estaba quedando dormida otra vez.
-Ah no no, despierta. Que te vuelves a dormir. Y son las tres de la tarde Malú, tenemos que comer...- intenté levantarme del sofá y tiro de mi cuerpo hacia ella.
Me empezó a besar con mucha fuerza, parecía que de repente se hubiera despertado del todo.
-Malú, para. Tienes que comer algo...- no habíamos desayunado, y ya había hambre.
-Eso estoy haciendo...- volvió a mi boca con más fuerza todavía.
-Malú, reservate para el postre, primero la comida...- intente volver a levantarme, pero me empujo, y caí en el sofá de nuevo con ella encima.
-A mi es que me gusta comerme antes el postre que la comida...- empezó a morder mi cuello, todavía mi resistía un poco, pero mis manos empezaron a ir por libre acariciando su cuerpo sin descanso.
-Malú... Llevamos sin parar de follar días...- parecía que estábamos en celo o algo, fuera de coña.
-Es que me pones demasiado Vane...- me quitó la manta de encima, dejándome desnuda totalmente.
-Quieta.- se paró, y le quite yo también la camiseta que llevaba como única prenda.- Eres preciosa.
La tenía desnuda completamente, encima mía. Mirándome con una mezcla de amor y deseo. Porque así era ella. Una fusión perfecta de todo lo que podía tener una mujer. Era la persona más perfecta que había conocido en mi vida.
Bajo su cabeza hasta mi cuello, y siguió besándome. Yo acariciaba sus muslos, en lo que ella seguía bajando hasta mis pechos. Que beso y mordió sin piedad, le gustaba hacerlo. Me tenía completamente a su merced.
-Malú, abre las piernas...- le susurre en el oído en lo que ella seguía entretenida con mis pechos.
-Espera...- llevo su mano a mi entrepierna y abrió sus piernas dejándome vía libre para darla placer.
Estábamos las dos ahogando los gemidos en la boca de la otra. Me estaba volviendo loca. Movía las caderas en busca de tener mayor contacto con mis dedos, al igual que yo. Estaba aguantando un poco, quería que no corriéramos a la vez...
-Malú venga... No puedo más.- metía y sacaba mis dedos en ella con mucha más fuerza.
-Córrete, cuando lo oiga me iré yo... Gime.- me puse a gemir más fuerte, y ella mordía mi cuello con fuerza. La ponía mucho que gritará.
-Me voy...- dijimos a la vez, pero antes de dejarnos llevar hasta el cielo cada una en manos de la otra, dos palabras recorrieron cada centímetro de la habitación por parte de nuestras bocas.
'Te amo.'
Novela No Te Pude Retener
martes, 20 de enero de 2015
viernes, 16 de enero de 2015
CAPITULO 12: A prueba de ti.
NARRA VANESA.
Tengo que reconocer que las palabras de Malú me asustaron bastante, ¿que pretendía hacer?
-No te asustes Vanesa, no le voy a poner una bomba en el coche ni nada parecido. Sólo voy a hacer que a partir de ahora, toda su vida, sea un infierno...- se levantó de la cama y se fue al baño.
Genial, tengo una novia que estaba loca, y que no había dicho al final que la había puesto tan nerviosa. Mire su móvil, tenía la pantalla iluminada. Rosa la estaba enviando muchas fotos, oí el agua de la ducha, perfecto, tenía tiempo.
Abrí su móvil y me metí en la aplicación, para poder ver las fotos. Éramos Malú y yo, el día del barco, pero estas fotos eran diferentes a las que ya habían salido a la luz.
-Así que era esto...- pensaba en voz alta. Las fotos eran realmente preciosas, se la veía encima de mis piernas, besándome, las dos abrazadas en el sofá, o sonriendo a centímetros de mi boca.
-¡Vanesa!- oí su voz desde el baño, y rápidamente bloquee el móvil y lo deje donde se encontraba, me iba a hacer la loca.
-Dime gorda.- la conteste acercándome a la puerta.
-Me he dejado la toalla fuera, dámela anda...- puso voz de niña pequeña, me lo como, Socorro.
Me di la vuelta y ahí estaba, su toalla y su ropa interior, cogí las dos cosas y las lleve al baño. Al abrir la puerta, me la encontré desnuda en mitad de la habitación, sonriendo con intenciones más que claras.
-Aquí tienes.- se lo cedí, y antes de que me fuera me cogió del pantalón pegandome a ella.
-Cariño me estas mojando...- tenía el pelo y todo el cuerpo empapado.
-Y tu a mi...- llevo dos dedos a su sexo, los introdució, poniéndome mala, y segundos después los sacó. Estaban mojados.- ¿Ves?
-Bésame.- necesitaba sentir sus labios de nuevo, me hizo caso, pero no me besó, me comió la boca, cosa que hizo que mi temperatura subiera aún más.
-¿Dónde quieres hacerlo hoy?- la dije cogiéndola del culo y enganchando sus piernas a mi cintura.
-En la cocina, nunca lo he echo ahí...- me apretó los pechos e hizo fuerza con sus caderas hacia las mías, me estaba volviendo loca.
La lleve a la cocina en lo que ella mordía sin descanso mi cuello, mi orejas, y de vez en cuando mi cara. La senté en la encimera y me dedique a observar su cuerpo.
-Tocate.- fue una orden por mi parte.
-Quiero que lo hagas tu...- me dijo mordiéndose el labio.
-Me pone ver como te masturbas...- se empezó a tocar, los pechos y su sexo, en lo que yo me iba quitando la camiseta y los pantalones.
Me quede en ropa interior delante suyo, y ella cada vez se tocaba más fuerte, y se empezó a meter dedos. Me quite el sujetador muy lentamente, haciendo que se desesperara.
-Joder Vanesa... Que cachonda me pones...- dijo observando mi cuerpo una vez que me quite el tanga.
-¿Cómo de cachonda te pongo?- la dije siguiéndola el juego.
-Como para follarte aquí mismo.- saco sus dedos de su intimidad, me cogió de un brazo y me apretó a ella, que seguía sentada encima de aquella encimera.
-Méteme los dedos hasta el fondo...- le dije en su oído.
-Quiero comértelo...- me mordía los pezones, en lo que mi mano jugaba en su sexo y la mía en el suyo.
-Córrete Malú...- la susurraba al oído en lo que el ritmo de mi mano subía.
-Vanesa... Me voy a correr ya... Me duele...- sus gemidos eran insostenibles, era tanto el placer que hasta dolía... Saque mis dedos de golpe, y puse mi boca en su sexo, y pasó. Se corrió en mi boca, que se empapo de ella.
-Que polvazo dios...- dijo bajandose del mueble aún con poca estabilidad en las piernas.
-Tienes el cuerpo del delito amor...- la dije mirando su culo.
-Soy toda, entera y tuya.- me dijo empujandome hasta que quede sentada en una silla.
-¿No has tenido suficiente?- la dije viendo que se subía en mis piernas.
-Ahora me toca a mi...- y con esa frase, volvió a empezar una locura, que se prolongo durante toda la mañana.
Pero había algo importante de lo que teníamos que hablar...
Tengo que reconocer que las palabras de Malú me asustaron bastante, ¿que pretendía hacer?
-No te asustes Vanesa, no le voy a poner una bomba en el coche ni nada parecido. Sólo voy a hacer que a partir de ahora, toda su vida, sea un infierno...- se levantó de la cama y se fue al baño.
Genial, tengo una novia que estaba loca, y que no había dicho al final que la había puesto tan nerviosa. Mire su móvil, tenía la pantalla iluminada. Rosa la estaba enviando muchas fotos, oí el agua de la ducha, perfecto, tenía tiempo.
Abrí su móvil y me metí en la aplicación, para poder ver las fotos. Éramos Malú y yo, el día del barco, pero estas fotos eran diferentes a las que ya habían salido a la luz.
-Así que era esto...- pensaba en voz alta. Las fotos eran realmente preciosas, se la veía encima de mis piernas, besándome, las dos abrazadas en el sofá, o sonriendo a centímetros de mi boca.
-¡Vanesa!- oí su voz desde el baño, y rápidamente bloquee el móvil y lo deje donde se encontraba, me iba a hacer la loca.
-Dime gorda.- la conteste acercándome a la puerta.
-Me he dejado la toalla fuera, dámela anda...- puso voz de niña pequeña, me lo como, Socorro.
Me di la vuelta y ahí estaba, su toalla y su ropa interior, cogí las dos cosas y las lleve al baño. Al abrir la puerta, me la encontré desnuda en mitad de la habitación, sonriendo con intenciones más que claras.
-Aquí tienes.- se lo cedí, y antes de que me fuera me cogió del pantalón pegandome a ella.
-Cariño me estas mojando...- tenía el pelo y todo el cuerpo empapado.
-Y tu a mi...- llevo dos dedos a su sexo, los introdució, poniéndome mala, y segundos después los sacó. Estaban mojados.- ¿Ves?
-Bésame.- necesitaba sentir sus labios de nuevo, me hizo caso, pero no me besó, me comió la boca, cosa que hizo que mi temperatura subiera aún más.
-¿Dónde quieres hacerlo hoy?- la dije cogiéndola del culo y enganchando sus piernas a mi cintura.
-En la cocina, nunca lo he echo ahí...- me apretó los pechos e hizo fuerza con sus caderas hacia las mías, me estaba volviendo loca.
La lleve a la cocina en lo que ella mordía sin descanso mi cuello, mi orejas, y de vez en cuando mi cara. La senté en la encimera y me dedique a observar su cuerpo.
-Tocate.- fue una orden por mi parte.
-Quiero que lo hagas tu...- me dijo mordiéndose el labio.
-Me pone ver como te masturbas...- se empezó a tocar, los pechos y su sexo, en lo que yo me iba quitando la camiseta y los pantalones.
Me quede en ropa interior delante suyo, y ella cada vez se tocaba más fuerte, y se empezó a meter dedos. Me quite el sujetador muy lentamente, haciendo que se desesperara.
-Joder Vanesa... Que cachonda me pones...- dijo observando mi cuerpo una vez que me quite el tanga.
-¿Cómo de cachonda te pongo?- la dije siguiéndola el juego.
-Como para follarte aquí mismo.- saco sus dedos de su intimidad, me cogió de un brazo y me apretó a ella, que seguía sentada encima de aquella encimera.
-Méteme los dedos hasta el fondo...- le dije en su oído.
-Quiero comértelo...- me mordía los pezones, en lo que mi mano jugaba en su sexo y la mía en el suyo.
-Córrete Malú...- la susurraba al oído en lo que el ritmo de mi mano subía.
-Vanesa... Me voy a correr ya... Me duele...- sus gemidos eran insostenibles, era tanto el placer que hasta dolía... Saque mis dedos de golpe, y puse mi boca en su sexo, y pasó. Se corrió en mi boca, que se empapo de ella.
-Que polvazo dios...- dijo bajandose del mueble aún con poca estabilidad en las piernas.
-Tienes el cuerpo del delito amor...- la dije mirando su culo.
-Soy toda, entera y tuya.- me dijo empujandome hasta que quede sentada en una silla.
-¿No has tenido suficiente?- la dije viendo que se subía en mis piernas.
-Ahora me toca a mi...- y con esa frase, volvió a empezar una locura, que se prolongo durante toda la mañana.
Pero había algo importante de lo que teníamos que hablar...
domingo, 11 de enero de 2015
CAPÍTULO 11: malas noticias.
Llegamos a Tenerife por fin, era maravilloso, me encantaba esta isla, y por la cara de felicidad de Malú, también. Aquí no nos molestarían hasta que el tema de las fotos se pasará un poco, sabía que a Malú no le gustaba nada que hablarán de su vida privada.
-Gorda, cógeme una maleta...- ella se había puesto a hacer fotos y a mi me había dejado con las dos maletas
-¿Y que me das a cambio?- me dijo acercándose a mi boca.
-Placer...- me mordió el labio dejándome con las ganas y cogió su maleta.
Llegamos a casa de mis amigos, era un chalet en primera línea de playa, con piscina y dos plantas. Era una casa apartada de todo, siempre me había transmitido muchísima paz esté lugar. Entramos y le enseñe a Malú la casa por encima, ya tendría tiempo de verla.
-Te voy a enseñar mi parte de la casa preferida...- dejamos las maletas en medio de la casa y la lleve arriba.
La habitación principal de la casa tenía un jacuzzi en el baño. En el que cabían perfectamente dos personas y que pretendía usar.
-Era esto eh... Estas muy necesitada de sexo Vane...- me dijo antes de besarme.
-Estoy muy necesitada de ti.- la mordi el labio y se le escapó un gemido.
-Vane...- me intento besar de nuevo y la aparte.
-Desnudate.- era un orden, necesitaba ver su cuerpo.
Se quitó la camiseta con mucha lentitud, dejándome ver su perfecto abdomen, y más tarde el sujetador. Se ido la vuelta, dándome la espalda, y se bajó los pantalones y el tanga de golpe, quedándose totalmente desnuda, para pegar su culo a mi, y volverme más loca de lo que estaba por ella.
-Métete aquí conmigo..- me dijo cuando ella ya se había metido en el agua.
-Sus deseos son órdenes para mi, jefa.- me desnude bajo su atenta mirada y me metí en el agua con ella.
Nos mirábamos fijamente, sin decir ni una sola palabra, hasta que decidí que no podía esperar más, y lleve uno de mis pies a su sexo, rozándolo con fuerza.
-Agg...- gimió. Abrió más las piernas, dejándome acariciarla con más soltura.
-¿Te gusta?- la pregunte ahora con mi pie en sus pechos.
Como respuesta, llevo mi pie de nuevo a su sexo, apretando contra el. Quería más, y pensaba dárselo.
Me móvil hasta quedar sentada encima de ella, con una pierna a cada lado de su cadera. Y me pegue a ella, haciendo que nuestros sexos y nuestros pechos se rozarán.
-Joder... más fuerte.- Malú estaba desatada, agarraba mis nalgas y mordía mis pezones.
-Malú... Me voy a correr...- sentía que iba a explotar en cualquier momento.
-Córrete conmigo..- y eso fue lo que paso, ahogamos un gemido en la boca de la otra, el gemido que indicaba que habíamos alcanzado en cielo con nuestros dedos.
Salimos del jacuzzi, totalmente empapadas, en todos los sentidos. nos pusimos el pijama y nos metimos en la cama. Tenerife nos estaba sentando bien, sin duda, veía a Malú más tranquila y feliz. Esa noche, una vez más, dormimos abrazadas, y creo que era la mejor sensación que había conocido hasta ahora.
NARRA MALÚ.
Me desperté un poco aturdida, ¿había sonado mi móvil? Me gire, soltándome de los brazos de Vanesa y mire la pantalla del móvil, así era, tenía un whatsapp. Era rosa, mi manager.
-Malú, tenemos un problema.- ese era el mensaje. Me levanté corriendo y la conteste a toda prisa, todavía estaba en línea.
-¿Que ha pasado rosa?- la conteste, joder lleva escribiendo media hora...
-A parte de las dos fotos que salieron en la televisión tuyas con Vanesa, hay 23 fotos más, ha venido un amigo mío que es periodista a avisarme. Se te ve besándola, son mucho más comprometidas que las que ya se han visto.- joder...
-Rosa pero sí es amigo tuyo... ¿No? Dile que no pueden poner esas fotos en ninguna revista. Le pago lo que quiera, pero no quiero vivir con fotógrafos en mi puerta. Me he ido a Tenerife para olvidarme de todo, no estoy en Madrid, ni en Málaga. Por favor, haz algo... Ayúdame.- estaba desesperada, no sabía que hacer.
-Malú... No puedo hacer nada. Lo siento.- genial, todo a la mierda. Pablo me las iba a pagar, esto lo hacía para que volviera con el, lo sabía.
-Malú... ¿Qué haces despierta?- Vanesa se sentó a mi lado dándome un beso en la mejilla.
-La hemos cagado...- una lágrima bajó por mi cara, pero no era pena, era rabia, y sed de venganza.
-¿Que pasa?- me dijo preocupada.
-Que ha llegado la hora de que Pablo pague por todo lo que me ha echo, esto se acaba aquí...
-Gorda, cógeme una maleta...- ella se había puesto a hacer fotos y a mi me había dejado con las dos maletas
-¿Y que me das a cambio?- me dijo acercándose a mi boca.
-Placer...- me mordió el labio dejándome con las ganas y cogió su maleta.
Llegamos a casa de mis amigos, era un chalet en primera línea de playa, con piscina y dos plantas. Era una casa apartada de todo, siempre me había transmitido muchísima paz esté lugar. Entramos y le enseñe a Malú la casa por encima, ya tendría tiempo de verla.
-Te voy a enseñar mi parte de la casa preferida...- dejamos las maletas en medio de la casa y la lleve arriba.
La habitación principal de la casa tenía un jacuzzi en el baño. En el que cabían perfectamente dos personas y que pretendía usar.
-Era esto eh... Estas muy necesitada de sexo Vane...- me dijo antes de besarme.
-Estoy muy necesitada de ti.- la mordi el labio y se le escapó un gemido.
-Vane...- me intento besar de nuevo y la aparte.
-Desnudate.- era un orden, necesitaba ver su cuerpo.
Se quitó la camiseta con mucha lentitud, dejándome ver su perfecto abdomen, y más tarde el sujetador. Se ido la vuelta, dándome la espalda, y se bajó los pantalones y el tanga de golpe, quedándose totalmente desnuda, para pegar su culo a mi, y volverme más loca de lo que estaba por ella.
-Métete aquí conmigo..- me dijo cuando ella ya se había metido en el agua.
-Sus deseos son órdenes para mi, jefa.- me desnude bajo su atenta mirada y me metí en el agua con ella.
Nos mirábamos fijamente, sin decir ni una sola palabra, hasta que decidí que no podía esperar más, y lleve uno de mis pies a su sexo, rozándolo con fuerza.
-Agg...- gimió. Abrió más las piernas, dejándome acariciarla con más soltura.
-¿Te gusta?- la pregunte ahora con mi pie en sus pechos.
Como respuesta, llevo mi pie de nuevo a su sexo, apretando contra el. Quería más, y pensaba dárselo.
Me móvil hasta quedar sentada encima de ella, con una pierna a cada lado de su cadera. Y me pegue a ella, haciendo que nuestros sexos y nuestros pechos se rozarán.
-Joder... más fuerte.- Malú estaba desatada, agarraba mis nalgas y mordía mis pezones.
-Malú... Me voy a correr...- sentía que iba a explotar en cualquier momento.
-Córrete conmigo..- y eso fue lo que paso, ahogamos un gemido en la boca de la otra, el gemido que indicaba que habíamos alcanzado en cielo con nuestros dedos.
Salimos del jacuzzi, totalmente empapadas, en todos los sentidos. nos pusimos el pijama y nos metimos en la cama. Tenerife nos estaba sentando bien, sin duda, veía a Malú más tranquila y feliz. Esa noche, una vez más, dormimos abrazadas, y creo que era la mejor sensación que había conocido hasta ahora.
NARRA MALÚ.
Me desperté un poco aturdida, ¿había sonado mi móvil? Me gire, soltándome de los brazos de Vanesa y mire la pantalla del móvil, así era, tenía un whatsapp. Era rosa, mi manager.
-Malú, tenemos un problema.- ese era el mensaje. Me levanté corriendo y la conteste a toda prisa, todavía estaba en línea.
-¿Que ha pasado rosa?- la conteste, joder lleva escribiendo media hora...
-A parte de las dos fotos que salieron en la televisión tuyas con Vanesa, hay 23 fotos más, ha venido un amigo mío que es periodista a avisarme. Se te ve besándola, son mucho más comprometidas que las que ya se han visto.- joder...
-Rosa pero sí es amigo tuyo... ¿No? Dile que no pueden poner esas fotos en ninguna revista. Le pago lo que quiera, pero no quiero vivir con fotógrafos en mi puerta. Me he ido a Tenerife para olvidarme de todo, no estoy en Madrid, ni en Málaga. Por favor, haz algo... Ayúdame.- estaba desesperada, no sabía que hacer.
-Malú... No puedo hacer nada. Lo siento.- genial, todo a la mierda. Pablo me las iba a pagar, esto lo hacía para que volviera con el, lo sabía.
-Malú... ¿Qué haces despierta?- Vanesa se sentó a mi lado dándome un beso en la mejilla.
-La hemos cagado...- una lágrima bajó por mi cara, pero no era pena, era rabia, y sed de venganza.
-¿Que pasa?- me dijo preocupada.
-Que ha llegado la hora de que Pablo pague por todo lo que me ha echo, esto se acaba aquí...
viernes, 9 de enero de 2015
FLASHBACK I.
FLASHBACK.
Terminar un concierto y querer comerme el mundo, así me sentía yo ahora mismo. Cada concierto tenía algo especial, no podía negar eso, pero este había tenido algo más, no se porque. La euforia se salía por cada poro de mi piel, y no podía quitar la sonrisa de la cara.
Cogí el coche y volví a casa, eran las dos de la mañana, habíamos estado celebrando un poco después de el concierto y se me había echo un poco tarde. Pablo estaba esperándome en casa, hacia una semana que no nos veíamos y tenía muchísimas ganas de abrazarle de nuevo, era el hombre de mi vida.
Llegue por fin, y metí el coche en el garaje, me baje a toda prisa y me metí en casa, que frío hacia...
-¿Pablo?- fui encendiendo luces a mi paso.
-Aquí.- su voz venía del salón, estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida.
-Mi amor...-me senté encima suyo y le besé, el me correspondió el beso, pero con mucha fuerza.
-Malú...- le olí el aliento, había bebido, mucho.
-Joder, estas borracho..- me levanté de encima suyo. Fui a la habitación sin volver a dirigirle la palabra, sabía que odiaba que bebiera, y aún así lo había echo. Me metí en el baño y me puse el pijama. Al salir me encontré a Pablo en la puerta, demasiado cerca. Empezó a besarme con muchísima fuerza.
-Pablo... Para.- no me dejaba ni hablar.
-Malú cada día estas más buena...- metió las manos por debajo de mis pantalones y apretó mi culo con fuerza.
-Para... Estoy muy cansada...- me puso apoyada en la pared y me cogió las muñecas con fuerza, no me dejaba moverme.
-Cuanto más te resistes más cachondo me pones...- me soltó las muñecas para desnudarme, lo hizo sin ningún cuidado, rompiéndole algún botón de la camisa y haciéndome daño varias veces, estaba muy asistada.
-Por favor, para...- estaba al borde del llanto.
Me desnudo del todo sin hacer caso a mis palabras, me cogió en brazos, y me tiro a la cama.
-¡Que me sueltes!- se me tiro encima, quitándose la ropa, me estaba dando mucho asco...
-Shhh, en el fondo estas deseando que te folle, estas igual de cachonda que yo...- se equivocaba, sólo quería huir.
Pablo ya estaba desnudo del todo? Y sabía lo que iba a venir después, se adentró en mi, haciéndome soltar un grito, pero no de placer, de dolor. Me estaba haciendo muchísimo daño, pero parecía darle igual.
-Pablo, me duele...- no podía casi ni hablar.
-¡Cállate coño!- me daba azotes en el culo y en los muslos y me apretaba con fuerza los pechos. Me dolían, también me estaba haciendo daño.
-Para joder, para...- intentaba quitármelo de encima, y lo conseguí, estaba tan borracho que pude conseguir que sacara su miembro de mi, y levantarme, pero no llegue muy lejos. En el comedor me volvió a coger.
-¿Prefieres follar en la mesa? Que juguetona estas Malú...- me sentó en la mesa, volviendo a adentrarse en mi. Me dolía mucho.
-Para joder, me duele...- intenté cerrar las piernas, pero no me dejo, y me las abrió más.
No podía parar de llorar, me estaba haciendo muchísimo daño, no podía más. Siendo muy bestia, y hablando mal, me estaba partiendo la vagina. Y los pechos, no podía más. Y pasó, se corrió. Se separó de mi, y me dejo desnuda, tirada en la mesa.
-Muy bien Malú, así me gusta...- tape mi cara con mis manos, y me abrace a mi misma.
-Pablo, ¿que has echo?- me acababa de violar.
-Follar con mi chica, ¿que pasa? ¿No puedo?- se volvió a acercar a mi, acariciando mi culo, pero me aparte de inmediato, otra vez no.
-No quería Pablo, ¡te lo dije!- empece a llorar desconsoladamente.
-Me importa una mierda lo que quieras, eres mi novia, y sí quiero follar, se folla, ¿estamos?- pegó un golpe a la mesa y me asuste, después de esto me daba miedo decirle cualquier cosa.
-No grites por favor...- me tenía amedentrada, estaba temblando.
-Hoy duermes aquí.- se fue, apagando la luz, y dejándome ahí, desnuda, y llorando.
A partir de ese día le cogí miedo a Pablo, ya no nos queríamos, sólo me quería de cintura para abajo. Era como su puta. Llegaba a casa y sí el quería follar, por mucho que me negara, era como el quisiera, pero ya no me resistía, iba a ser peor. Pero se, que Pablo se llevo una parte de mi, mi ilusión, mi inocencia, mi confianza... Cambio completamente mi forma de ser. Hizo que desconfiara de la gente, que le cogiera asco, que tuviera miedo. Me destrozó la vida, sin más.
Terminar un concierto y querer comerme el mundo, así me sentía yo ahora mismo. Cada concierto tenía algo especial, no podía negar eso, pero este había tenido algo más, no se porque. La euforia se salía por cada poro de mi piel, y no podía quitar la sonrisa de la cara.
Cogí el coche y volví a casa, eran las dos de la mañana, habíamos estado celebrando un poco después de el concierto y se me había echo un poco tarde. Pablo estaba esperándome en casa, hacia una semana que no nos veíamos y tenía muchísimas ganas de abrazarle de nuevo, era el hombre de mi vida.
Llegue por fin, y metí el coche en el garaje, me baje a toda prisa y me metí en casa, que frío hacia...
-¿Pablo?- fui encendiendo luces a mi paso.
-Aquí.- su voz venía del salón, estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida.
-Mi amor...-me senté encima suyo y le besé, el me correspondió el beso, pero con mucha fuerza.
-Malú...- le olí el aliento, había bebido, mucho.
-Joder, estas borracho..- me levanté de encima suyo. Fui a la habitación sin volver a dirigirle la palabra, sabía que odiaba que bebiera, y aún así lo había echo. Me metí en el baño y me puse el pijama. Al salir me encontré a Pablo en la puerta, demasiado cerca. Empezó a besarme con muchísima fuerza.
-Pablo... Para.- no me dejaba ni hablar.
-Malú cada día estas más buena...- metió las manos por debajo de mis pantalones y apretó mi culo con fuerza.
-Para... Estoy muy cansada...- me puso apoyada en la pared y me cogió las muñecas con fuerza, no me dejaba moverme.
-Cuanto más te resistes más cachondo me pones...- me soltó las muñecas para desnudarme, lo hizo sin ningún cuidado, rompiéndole algún botón de la camisa y haciéndome daño varias veces, estaba muy asistada.
-Por favor, para...- estaba al borde del llanto.
Me desnudo del todo sin hacer caso a mis palabras, me cogió en brazos, y me tiro a la cama.
-¡Que me sueltes!- se me tiro encima, quitándose la ropa, me estaba dando mucho asco...
-Shhh, en el fondo estas deseando que te folle, estas igual de cachonda que yo...- se equivocaba, sólo quería huir.
Pablo ya estaba desnudo del todo? Y sabía lo que iba a venir después, se adentró en mi, haciéndome soltar un grito, pero no de placer, de dolor. Me estaba haciendo muchísimo daño, pero parecía darle igual.
-Pablo, me duele...- no podía casi ni hablar.
-¡Cállate coño!- me daba azotes en el culo y en los muslos y me apretaba con fuerza los pechos. Me dolían, también me estaba haciendo daño.
-Para joder, para...- intentaba quitármelo de encima, y lo conseguí, estaba tan borracho que pude conseguir que sacara su miembro de mi, y levantarme, pero no llegue muy lejos. En el comedor me volvió a coger.
-¿Prefieres follar en la mesa? Que juguetona estas Malú...- me sentó en la mesa, volviendo a adentrarse en mi. Me dolía mucho.
-Para joder, me duele...- intenté cerrar las piernas, pero no me dejo, y me las abrió más.
No podía parar de llorar, me estaba haciendo muchísimo daño, no podía más. Siendo muy bestia, y hablando mal, me estaba partiendo la vagina. Y los pechos, no podía más. Y pasó, se corrió. Se separó de mi, y me dejo desnuda, tirada en la mesa.
-Muy bien Malú, así me gusta...- tape mi cara con mis manos, y me abrace a mi misma.
-Pablo, ¿que has echo?- me acababa de violar.
-Follar con mi chica, ¿que pasa? ¿No puedo?- se volvió a acercar a mi, acariciando mi culo, pero me aparte de inmediato, otra vez no.
-No quería Pablo, ¡te lo dije!- empece a llorar desconsoladamente.
-Me importa una mierda lo que quieras, eres mi novia, y sí quiero follar, se folla, ¿estamos?- pegó un golpe a la mesa y me asuste, después de esto me daba miedo decirle cualquier cosa.
-No grites por favor...- me tenía amedentrada, estaba temblando.
-Hoy duermes aquí.- se fue, apagando la luz, y dejándome ahí, desnuda, y llorando.
A partir de ese día le cogí miedo a Pablo, ya no nos queríamos, sólo me quería de cintura para abajo. Era como su puta. Llegaba a casa y sí el quería follar, por mucho que me negara, era como el quisiera, pero ya no me resistía, iba a ser peor. Pero se, que Pablo se llevo una parte de mi, mi ilusión, mi inocencia, mi confianza... Cambio completamente mi forma de ser. Hizo que desconfiara de la gente, que le cogiera asco, que tuviera miedo. Me destrozó la vida, sin más.
CAPÍTULO 10: Toda.
NARRA VANESA
Sabía que con esa frase había dejado a Malú con las ganas, pero no menos de las que tenía yo...
-¿Tiene que ser esta noche?- se echo para atrás en la cama abriendo las piernas.
-Sí.- intenté seguir a lo mío sin hacer mucho caso a sus intentos de provocarme.
-Vane...- la ignoré, pero vi que lanzó sus zapatos, y se quitó sus pantalones, quedándose en tanga.
-Malú, para.- sabía lo que pretendía, calentarme.
Se quitó la camiseta, ahora sí, quedándose en ropa interior completamente. Se acercó a la puerta, poniendo el pestillo. Y después se acerco a mi.
-Follame..- me dijo tocándome con fuerza el culo, y moviendo sus caderas contra las mías... Dios. Vanesa controlate.
-Malú... Deja de provocarme...- se alejó de mi, seguí vaciando la maleta, con un calentón importante, intentando no mirarla demasiado para no caer en ella.
Se volvió a tumbar en la cama, y empece a oír unos gemidos... Dios no. Me di la vuelta, y la vi ahora completamente desnuda sobre la cama, acariciando su sexo con una mano, y sus pechos con la otra. Resoplé. No iba a caer.
-¿Te gusta metértelos eh?- le dije viendo como se complacía a ella misma.
-Me gusta más que me los metas tu...-me dijo con voz sensual, me estaba costando mucho contenerme.
-Dios...- soltó un gemido, y se levantó, sacando sus dedos de su intimidad, chupando uno a uno.
-Malú...- me estaba poniendo mala, vino hacia mi, desnuda, imponente.
-Follame Vanesa...- puso sus manos en mis pechos y apretó. Me quitó la camiseta y el sujetador y empezó a morder mis pezones... No pude resistirme más, ya no.
Hice que abriera sus piernas, estando las dos de pie, y empece a mover dos de mis dedos por su zona, en lo que ella, me bajaba los pantalones y me quitaba el tanga. Ahora estábamos las dos completamente desnudas, tocándonos, en mitad de la habitación.
-Ven aquí.- tiro de mi cuerpo, tumbándome en la cama, y puso una pierna a cada lado de mi cadera, empezó a hacer unos movimientos con la cintura sobre mi cuerpo que me estaban volviendo loca, pero no me dejaba tocarla, me quería hacer sufrir.
-Malú... Deja de hacer eso.- le dije observando su intimidad, húmeda.
-¿Te esta poniendo cachonda eh?- me dijo tocando mis pechos de nuevo.
-Muchísimo... quiero hacer un 69...- dije aparentando su culo hacia mi. Soltó un gemido, y se dio la vuelta, poniendo su sexo sobre mi boca. Y bajando ella para comerme el mío.
Empece a morder su clítoris, notaba como temblaba debajo de mi lengua.
-Dios Vanesa...- dijo apartando su cabeza de mi sexo para soltar un grito.
-¿Te gusta?- la dije metiendo un dedo en su cuerpo, en lo que seguía mordiendo su parte sensible.
-Dios no pares...- movía sus caderas sobre mi boca.
-Córrete Malú...- la apreté los pechos todo lo que nuestra postura me dejaba, ella ya no podía más.
-Vanesa, me voy...- se encorvó y con un último gemido me indico que ya se había ido, que había llegado hasta las estrellas. Y yo, al oirla, me fui con ella.
Se tumbó a mi lado, aún con la respiración muy agitada.
-Joder que polvazo... ¿Cómo he podido vivir sin esto tanto tiempo?- dijo con una risita nerviosa.
Yo sólo la abrace con fuerza contra mi.
-Te amo...- me dijo.
-Yo más...- la di un dulce beso, y así, nos quedamos dormidas.
Sabía que con esa frase había dejado a Malú con las ganas, pero no menos de las que tenía yo...
-¿Tiene que ser esta noche?- se echo para atrás en la cama abriendo las piernas.
-Sí.- intenté seguir a lo mío sin hacer mucho caso a sus intentos de provocarme.
-Vane...- la ignoré, pero vi que lanzó sus zapatos, y se quitó sus pantalones, quedándose en tanga.
-Malú, para.- sabía lo que pretendía, calentarme.
Se quitó la camiseta, ahora sí, quedándose en ropa interior completamente. Se acercó a la puerta, poniendo el pestillo. Y después se acerco a mi.
-Follame..- me dijo tocándome con fuerza el culo, y moviendo sus caderas contra las mías... Dios. Vanesa controlate.
-Malú... Deja de provocarme...- se alejó de mi, seguí vaciando la maleta, con un calentón importante, intentando no mirarla demasiado para no caer en ella.
Se volvió a tumbar en la cama, y empece a oír unos gemidos... Dios no. Me di la vuelta, y la vi ahora completamente desnuda sobre la cama, acariciando su sexo con una mano, y sus pechos con la otra. Resoplé. No iba a caer.
-¿Te gusta metértelos eh?- le dije viendo como se complacía a ella misma.
-Me gusta más que me los metas tu...-me dijo con voz sensual, me estaba costando mucho contenerme.
-Dios...- soltó un gemido, y se levantó, sacando sus dedos de su intimidad, chupando uno a uno.
-Malú...- me estaba poniendo mala, vino hacia mi, desnuda, imponente.
-Follame Vanesa...- puso sus manos en mis pechos y apretó. Me quitó la camiseta y el sujetador y empezó a morder mis pezones... No pude resistirme más, ya no.
Hice que abriera sus piernas, estando las dos de pie, y empece a mover dos de mis dedos por su zona, en lo que ella, me bajaba los pantalones y me quitaba el tanga. Ahora estábamos las dos completamente desnudas, tocándonos, en mitad de la habitación.
-Ven aquí.- tiro de mi cuerpo, tumbándome en la cama, y puso una pierna a cada lado de mi cadera, empezó a hacer unos movimientos con la cintura sobre mi cuerpo que me estaban volviendo loca, pero no me dejaba tocarla, me quería hacer sufrir.
-Malú... Deja de hacer eso.- le dije observando su intimidad, húmeda.
-¿Te esta poniendo cachonda eh?- me dijo tocando mis pechos de nuevo.
-Muchísimo... quiero hacer un 69...- dije aparentando su culo hacia mi. Soltó un gemido, y se dio la vuelta, poniendo su sexo sobre mi boca. Y bajando ella para comerme el mío.
Empece a morder su clítoris, notaba como temblaba debajo de mi lengua.
-Dios Vanesa...- dijo apartando su cabeza de mi sexo para soltar un grito.
-¿Te gusta?- la dije metiendo un dedo en su cuerpo, en lo que seguía mordiendo su parte sensible.
-Dios no pares...- movía sus caderas sobre mi boca.
-Córrete Malú...- la apreté los pechos todo lo que nuestra postura me dejaba, ella ya no podía más.
-Vanesa, me voy...- se encorvó y con un último gemido me indico que ya se había ido, que había llegado hasta las estrellas. Y yo, al oirla, me fui con ella.
Se tumbó a mi lado, aún con la respiración muy agitada.
-Joder que polvazo... ¿Cómo he podido vivir sin esto tanto tiempo?- dijo con una risita nerviosa.
Yo sólo la abrace con fuerza contra mi.
-Te amo...- me dijo.
-Yo más...- la di un dulce beso, y así, nos quedamos dormidas.
CAPITULO 9. Vacaciones improvisadas.
NARRA VANESA.
-Esta bien, cuéntame que es eso que tanto te preocupa...- se incorporo y se quedo sentada en el sofa, mi mirada la recorrió de arriba abajo, seguía desnuda.
-Malú... yo creo que deberías taparte un poco...-le dije mientras mis ojos se comían su cuerpo.
-Creia que te gustaba verme así...- se acerco peligrosamente a mi cuello.
-Malú, que no me dejas concentrarme, y luego no te cuento nada...-seguia a lo suyo y tuve que apartarla un poco de mi cuerpo.- Estate quieta.
-Ay jo...- se aparto de mi, y cogio un cojin para taparse un poco, se ve que no la apetecía ponerse la ropa todavía.
-Bueno a lo que iba, ayer volví al puerto a ver si veia a Miguel...- vi que la cara le cambiaba, ya no estaba tan alegre como hace unos segundos.
-Continua...-me dijo agachando la mirada.
-Le vi allí, con un hombre al que no conocía... Le estaba dando un sobre con dinero...- Malú me miro asustada.
-Sera cabron...- estampo el cojin contra el suelo, soltando toda la rabia que tenia dentro.
-Les hice una foto sin que me vieran... a lo mejor tu sabes quien es...- fui a por mi movil, y me volví a sentar en el sofa, buscando la foto, la encontré.
Malú me cogio el movil de las manos, una lagrima salió de sus ojos.
-El que le esta dando el dinero es pablo...- empezó a llorar de nuevo.
-Malú calmate por favor...- la dije abrazando con fuerza su cuerpo.
-No. No puedo, Pablo esta aquí... esta en málaga...- empezó a respirar con mucha fuerza, le costaba hacerlo.
-Malú tumbate... -me hizo caso y se echo para atrás, yo me vestí corriendo y fui a calmarla.
-Vane... sacame de aqui por favor...- cada vez la costaba mas respirar, su pecho subía y bajaba con mucha fuerza.
-Vale a ver, Malú respira.- me hizo caso.- Ahora tu y yo, vamos a coger ropa, y nos vamos a ir a pasar unos días a Tenerife, a casa de unos amigos, hasta que todo esto pase... Venga calmate...
-Abrazame por favor...- lo hice, y parecía que su respiración cada vez iba mas pausada. La acariciaba con mucho cuidado su pelo, y la susurraba al oído.
-Venga, vamonos...- me beso, ya echaba de menos sus labios.
NARRA MALU.
Vanesa hizo la maleta con ropa suya, para las dos, y yo mientras hablaba con gente informándoles de que no iba a estar en unos días por España, que no me intentaran localizar. Mi familia no hacia mas que preguntarme que que eran esas imágenes que habían salido en la televasion, a lo que yo no contestaba, no me apetecía hacerlo ahora, ya lo haría a la vuelta. Preferimos ir en barco, tardaríamos mas de un día, así que tendríamos que pasar la noche en el.
Vanesa bajo con todas las maletas echas.
-Ya he hablado con mis amigos, nos dejan la casa sin problema, tengo una copia de sus llaves, así que ya podemos irnos.- me dijo con una sonrisa en la cara.
-Perfecto, yo he sacado los billetes del barco para dentro de dos horas, nos da tiempos llegar.- le dije, y me acerque a ella para darle un beso.
-Quiero que estos dias no pensemos en nada ni en nadie, solo existimos tu y yo...- me abrazo por la cintura.
-No tengo ningún problema con eso...- la volví a besar, últimamente me estaba volviendo adicta a sus besos, bueno adicta a ella en general.
Metimos todas las cosas en el coche de Vane, y pusimos rumbo al puerto donde cogeríamos el barco. Vanesa se estaba portando súper bien conmigo, no me conocía casi nada, y sin embargo, sabia que me quería, y también sabia que yo la quería a ella. Sabia que la amaba, mejor dicho, al menos, eso era lo que me día mi corazón.
Llegamos al barco, ya habia ido en un barco de este tamaño, en varios cruceros, pero aun así, ver barcos tan grandes me seguía impresionando. Aun quedaba media hora para que el barco zarpara, pero Vane y yo entramos para ir dejando las cosas.
-Cama...- me deje caer sobre el colchón de nuestro camarote, tenia sueño, por increíble que pareciese.
-Que vaga eres Malú...- se puso a colocar todo ya que yo no estaba por la labor de hacerlo.
-Es culpa tuya...- la dije con una mirada insinuante, me refería a lo de esta mañana.
-Pues ve cogiendo energias... esta noche eres mía...- me mordió el labio, mi temperatura corporal subió tanto que ya no podía pensar en otra cosa que no fuera hacerla mía de nuevo.
-Esta bien, cuéntame que es eso que tanto te preocupa...- se incorporo y se quedo sentada en el sofa, mi mirada la recorrió de arriba abajo, seguía desnuda.
-Malú... yo creo que deberías taparte un poco...-le dije mientras mis ojos se comían su cuerpo.
-Creia que te gustaba verme así...- se acerco peligrosamente a mi cuello.
-Malú, que no me dejas concentrarme, y luego no te cuento nada...-seguia a lo suyo y tuve que apartarla un poco de mi cuerpo.- Estate quieta.
-Ay jo...- se aparto de mi, y cogio un cojin para taparse un poco, se ve que no la apetecía ponerse la ropa todavía.
-Bueno a lo que iba, ayer volví al puerto a ver si veia a Miguel...- vi que la cara le cambiaba, ya no estaba tan alegre como hace unos segundos.
-Continua...-me dijo agachando la mirada.
-Le vi allí, con un hombre al que no conocía... Le estaba dando un sobre con dinero...- Malú me miro asustada.
-Sera cabron...- estampo el cojin contra el suelo, soltando toda la rabia que tenia dentro.
-Les hice una foto sin que me vieran... a lo mejor tu sabes quien es...- fui a por mi movil, y me volví a sentar en el sofa, buscando la foto, la encontré.
Malú me cogio el movil de las manos, una lagrima salió de sus ojos.
-El que le esta dando el dinero es pablo...- empezó a llorar de nuevo.
-Malú calmate por favor...- la dije abrazando con fuerza su cuerpo.
-No. No puedo, Pablo esta aquí... esta en málaga...- empezó a respirar con mucha fuerza, le costaba hacerlo.
-Malú tumbate... -me hizo caso y se echo para atrás, yo me vestí corriendo y fui a calmarla.
-Vane... sacame de aqui por favor...- cada vez la costaba mas respirar, su pecho subía y bajaba con mucha fuerza.
-Vale a ver, Malú respira.- me hizo caso.- Ahora tu y yo, vamos a coger ropa, y nos vamos a ir a pasar unos días a Tenerife, a casa de unos amigos, hasta que todo esto pase... Venga calmate...
-Abrazame por favor...- lo hice, y parecía que su respiración cada vez iba mas pausada. La acariciaba con mucho cuidado su pelo, y la susurraba al oído.
-Venga, vamonos...- me beso, ya echaba de menos sus labios.
NARRA MALU.
Vanesa hizo la maleta con ropa suya, para las dos, y yo mientras hablaba con gente informándoles de que no iba a estar en unos días por España, que no me intentaran localizar. Mi familia no hacia mas que preguntarme que que eran esas imágenes que habían salido en la televasion, a lo que yo no contestaba, no me apetecía hacerlo ahora, ya lo haría a la vuelta. Preferimos ir en barco, tardaríamos mas de un día, así que tendríamos que pasar la noche en el.
Vanesa bajo con todas las maletas echas.
-Ya he hablado con mis amigos, nos dejan la casa sin problema, tengo una copia de sus llaves, así que ya podemos irnos.- me dijo con una sonrisa en la cara.
-Perfecto, yo he sacado los billetes del barco para dentro de dos horas, nos da tiempos llegar.- le dije, y me acerque a ella para darle un beso.
-Quiero que estos dias no pensemos en nada ni en nadie, solo existimos tu y yo...- me abrazo por la cintura.
-No tengo ningún problema con eso...- la volví a besar, últimamente me estaba volviendo adicta a sus besos, bueno adicta a ella en general.
Metimos todas las cosas en el coche de Vane, y pusimos rumbo al puerto donde cogeríamos el barco. Vanesa se estaba portando súper bien conmigo, no me conocía casi nada, y sin embargo, sabia que me quería, y también sabia que yo la quería a ella. Sabia que la amaba, mejor dicho, al menos, eso era lo que me día mi corazón.
Llegamos al barco, ya habia ido en un barco de este tamaño, en varios cruceros, pero aun así, ver barcos tan grandes me seguía impresionando. Aun quedaba media hora para que el barco zarpara, pero Vane y yo entramos para ir dejando las cosas.
-Cama...- me deje caer sobre el colchón de nuestro camarote, tenia sueño, por increíble que pareciese.
-Que vaga eres Malú...- se puso a colocar todo ya que yo no estaba por la labor de hacerlo.
-Es culpa tuya...- la dije con una mirada insinuante, me refería a lo de esta mañana.
-Pues ve cogiendo energias... esta noche eres mía...- me mordió el labio, mi temperatura corporal subió tanto que ya no podía pensar en otra cosa que no fuera hacerla mía de nuevo.
jueves, 8 de enero de 2015
CAPÍTULO 8: Ven a pervertirme.
Narra Vanesa.
No sabía muy bien que estaba haciendo, ¿que iba a hacer al llegar allí? Ni siquiera yo misma lo sabía. La rabia me consumía por dentro, sólo me movia por impulsos. Iba superando los límites de velocidad por la carretera, ni en eso me estaba fijando, y soy de las que conduce con precaución. Llegue al puerto y aparqué, pero conforme me iba acercando al muelle, pude ver dos figuras a los lejos... Un momento... Ese era Miguel, pero al otro no le reconocía, le estaba dando un sobré con una gran cantidad de dinero...
-Será carbón...- dije susurrando para mi misma, escondiéndome detrás de una columna que había allí.
Saqué mi móvil con prisa, y pude ver que tenía varias llamadas perdidas de Malú, dios, la había dejado sola... Luego la llamaría, antes tenía que inmortalizar esto, me puse a hacer varias fotos a Miguel y al hombre que no conseguía adivinar quien era, a lo mejor mi novia lo sabía... Mi novia... Que raro me sonaba decir eso...
Sin que se dieran cuenta, volví sobre mis pasos, me metí en el coche y arranque a toda prisa, quería llegar lo antes posible a casa para contarle esto a Malú. Al llegar, todo estaba cerrado, no se oía ni un sólo ruido dentro... ¿Se habría ido? Lo dudo, su coche seguía aquí. Entre dentro de la casa, tengo que reconocer que con un poco de miedo... Me la encontré llorando en una esquina, con todo a oscuras.
-¡Malú!- la levanté corriendo del suelo, mirando sí la había pasado algo...- ¿Estas bien?
-No Vanesa joder, no estoy bien- dijo dándome la espalda.
-¿Que te pasa Malú?- vi que su móvil estaba en la otra parte de la habitación, con la pantalla resquebrajada.
Me acerque lentamente, y al cogerlo, había una conversación abierta, con Pablo, como no... Se leía con dificultad, debido al estado de la pantalla, pero pude leer perfectamente la parte donde ponía: se que volverás, yo me encargare de que no te quede otro remedio más que volver a mis brazos, un beso, querida.
Será cabronazo. Me gire y Malú se volvió a tumbar en el suelo, llorando desconsoladamente.
-Malú joder, levántate de ahí, venga, vamos al sofá-la cogí del brazo y tire de ella de nuevo para arriba.
-Nunca me va a dejar ser feliz...-dijo rompiendose de nuevo por dentro. No pude hacer otra cosa más que abrazarla, a lo que ella respondió llorando más fuerte en mi hombro, aferrandose a mi cuerpo.
-Malú no te va a hacer nada, no mientras yo este contigo, ¿vale?- asintió no muy convencida.
-Pero dentro de poco tendremos a todos los paparazzis en la puerta Vanesa... ¿Tu puedes vivir con eso?- me dijo atemorizada por lo que iba a responder.
-Creía que no, pero sí tengo que pasar por eso, por estar a tu lado y protegerte lo haría una y mil veces Malú. Se acercó a mi, se puso un poco de puntillas y me besó, fue un beso cargado de amor y de pasión a partes iguales.
-Te quiero- me dijo separándose de mi boca, yo la conteste con otro beso, y otro, y otro...
Seguimos besándonos hasta que empece a moverme llevándola hacia detrás, dejándola caer en el sofá conmigo encima. Vanesa centrate, que tu tenías que contarle algo... Malú metió sus frías manos por debajo de mi camiseta, y ahí tuve que frenar, porque sabía que sí seguía no iba a poder parar.
-Malú...- no me hizo caso y siguió besándome.
-Necesito hacerte mía Vane..., enséñame como hacerlo- movía sus caderas insinuantes debajo de mi cuerpo.
-Malú que yo te tenía que enseñar una cosa, por favor...- seguía sin hacerme caso.
-¿El que me quieres enseñar?, ¿esto?- dijo levantando mi camiseta.
Vale, que le den por culo a todo, ya se lo contare luego, necesitaba hacerla mía. Al notar que había ganado no pudo evitar soltar un pequeño gemido que hizo que todos mis sentidos se pusieran a funcionar. Empece a besarle el cuello, las clavículas, hasta llegar a su pecho...
-Vane...- me dijo con voz suave.
-¿Que pasa?- la dije preocupada.
-Se que quieres ir lento, pero no te preocupes por mi, puedes hacerme lo que quieras... Enséñame todo lo que sabes...-me dijo con voz sugerente desde abajo. Eso me desató. Era mía.
Baje mi cabeza de nuevo hacia sus pechos y empece a besarlos, a morderlos, a comérmelos por completo, necesitaba hacerlo así, la deseaba tanto... Apretaba sus pechos con rabia, joder como me estaba poniendo... Ella sólo gemía, y enredaba sus manos en mi pelo...
Seguí bajando por su cuerpo, por su vientre... Hasta llegar a la zona sensible de su cuerpo.
-¿Me dejas?- la dije mirándola desde abajo.
-Soy tuya Vane...- me dijo sin abrir los ojos. Hundí mi boca en su intimidad, saboreando su sabor por completo, ahora sí que los gemidos eran insostenibles... Me estaba volviendo loca. Se sentó en el sofá por el placer mientras mi boca seguía jugando con su sexo. Apretaba mi culo con fuerza, me estaba poniendo mala con esos ruidos. No se hizo esperar mucho, y volvió a tumbarse en el sofá abandonandose al placer.
Acabó sin respiración .
-Joder Vanesa...- dijo en un gemido, creo que no había oído un sonido mejor que aquel..
-¿Te ha gustado?- dije tumbándome juntó a ella.
-El mejor orgasmo de mi vida...- su mano se dirigió a su propio sexo... ¿Se estaba masturbando delante de mi?
-¿Que haces Malú?- la dije besándola el cuello y quitándome ropa.
-Tocarme, no puedo pensar en lo que acaba de pasar sin hacerlo...- vi que se metía un dedo, dios...
-Déjame que lo haga yo...- la dije metiendo tres dedos en su interior, yo ya estaba desnuda.
-Enséñame a hacerte esto a ti...- me dijo dándome la mano, la cual dirigí a mi sexo.
-Sólo haz lo mismo que te estoy haciendo yo...- empezó a acariciarme, al principio suave, pero en cuento cogió confianza con más fuerza...
Estuvimos así un rato, hasta que Malú paró,.
-Quiero comértelo...- me dijo mordiéndome el labio.
-¿Sí?- la dije jugando con mis manos en su trasero.
-Ajá- cogió mis manos y las llevo a sus pechos.
-Tumbate...- me hizo caso, y se volvió a tumbar, la tenía desnuda, tocandose, debajo de mi.... Creo que no había mejores vistas.
-Malú deja de masturbarte por favor...- vi como se empezaba a meter los dedos en su intimidad.
-Es que no puedo más, ven aquí...- la hice caso, yo tampoco podía más.
Puse mi sexo en su boca, y yo baje hasta la suya. Las dos estábamos que no podíamos más así que tardamos bastante poco en abandonarnos al placer...
Me tumbe junto a ella en el sofá, las dos abrazadas después de hacer el amor...
-No parece que sea la primera vez que lo hagas con una mujer...- la dije acariciando su espalda
-Te tenía muchas ganas...- me dijo dándome un suave beso.
-Sí nos conocemos desde hace poco, mentirosilla.- le dije haciéndola cosquillas....
-Tienes algo que atrae, no se... Eres como mi droga, y te conozco desde hace muy poco, pero se que no podría vivir más sin tus besos, los necesito...- no se cómo, me acorde de lo que había visto en el puerto, al final no habíamos hablado.
-Malú... Tengo algo que contarte....
No sabía muy bien que estaba haciendo, ¿que iba a hacer al llegar allí? Ni siquiera yo misma lo sabía. La rabia me consumía por dentro, sólo me movia por impulsos. Iba superando los límites de velocidad por la carretera, ni en eso me estaba fijando, y soy de las que conduce con precaución. Llegue al puerto y aparqué, pero conforme me iba acercando al muelle, pude ver dos figuras a los lejos... Un momento... Ese era Miguel, pero al otro no le reconocía, le estaba dando un sobré con una gran cantidad de dinero...
-Será carbón...- dije susurrando para mi misma, escondiéndome detrás de una columna que había allí.
Saqué mi móvil con prisa, y pude ver que tenía varias llamadas perdidas de Malú, dios, la había dejado sola... Luego la llamaría, antes tenía que inmortalizar esto, me puse a hacer varias fotos a Miguel y al hombre que no conseguía adivinar quien era, a lo mejor mi novia lo sabía... Mi novia... Que raro me sonaba decir eso...
Sin que se dieran cuenta, volví sobre mis pasos, me metí en el coche y arranque a toda prisa, quería llegar lo antes posible a casa para contarle esto a Malú. Al llegar, todo estaba cerrado, no se oía ni un sólo ruido dentro... ¿Se habría ido? Lo dudo, su coche seguía aquí. Entre dentro de la casa, tengo que reconocer que con un poco de miedo... Me la encontré llorando en una esquina, con todo a oscuras.
-¡Malú!- la levanté corriendo del suelo, mirando sí la había pasado algo...- ¿Estas bien?
-No Vanesa joder, no estoy bien- dijo dándome la espalda.
-¿Que te pasa Malú?- vi que su móvil estaba en la otra parte de la habitación, con la pantalla resquebrajada.
Me acerque lentamente, y al cogerlo, había una conversación abierta, con Pablo, como no... Se leía con dificultad, debido al estado de la pantalla, pero pude leer perfectamente la parte donde ponía: se que volverás, yo me encargare de que no te quede otro remedio más que volver a mis brazos, un beso, querida.
Será cabronazo. Me gire y Malú se volvió a tumbar en el suelo, llorando desconsoladamente.
-Malú joder, levántate de ahí, venga, vamos al sofá-la cogí del brazo y tire de ella de nuevo para arriba.
-Nunca me va a dejar ser feliz...-dijo rompiendose de nuevo por dentro. No pude hacer otra cosa más que abrazarla, a lo que ella respondió llorando más fuerte en mi hombro, aferrandose a mi cuerpo.
-Malú no te va a hacer nada, no mientras yo este contigo, ¿vale?- asintió no muy convencida.
-Pero dentro de poco tendremos a todos los paparazzis en la puerta Vanesa... ¿Tu puedes vivir con eso?- me dijo atemorizada por lo que iba a responder.
-Creía que no, pero sí tengo que pasar por eso, por estar a tu lado y protegerte lo haría una y mil veces Malú. Se acercó a mi, se puso un poco de puntillas y me besó, fue un beso cargado de amor y de pasión a partes iguales.
-Te quiero- me dijo separándose de mi boca, yo la conteste con otro beso, y otro, y otro...
Seguimos besándonos hasta que empece a moverme llevándola hacia detrás, dejándola caer en el sofá conmigo encima. Vanesa centrate, que tu tenías que contarle algo... Malú metió sus frías manos por debajo de mi camiseta, y ahí tuve que frenar, porque sabía que sí seguía no iba a poder parar.
-Malú...- no me hizo caso y siguió besándome.
-Necesito hacerte mía Vane..., enséñame como hacerlo- movía sus caderas insinuantes debajo de mi cuerpo.
-Malú que yo te tenía que enseñar una cosa, por favor...- seguía sin hacerme caso.
-¿El que me quieres enseñar?, ¿esto?- dijo levantando mi camiseta.
Vale, que le den por culo a todo, ya se lo contare luego, necesitaba hacerla mía. Al notar que había ganado no pudo evitar soltar un pequeño gemido que hizo que todos mis sentidos se pusieran a funcionar. Empece a besarle el cuello, las clavículas, hasta llegar a su pecho...
-Vane...- me dijo con voz suave.
-¿Que pasa?- la dije preocupada.
-Se que quieres ir lento, pero no te preocupes por mi, puedes hacerme lo que quieras... Enséñame todo lo que sabes...-me dijo con voz sugerente desde abajo. Eso me desató. Era mía.
Baje mi cabeza de nuevo hacia sus pechos y empece a besarlos, a morderlos, a comérmelos por completo, necesitaba hacerlo así, la deseaba tanto... Apretaba sus pechos con rabia, joder como me estaba poniendo... Ella sólo gemía, y enredaba sus manos en mi pelo...
Seguí bajando por su cuerpo, por su vientre... Hasta llegar a la zona sensible de su cuerpo.
-¿Me dejas?- la dije mirándola desde abajo.
-Soy tuya Vane...- me dijo sin abrir los ojos. Hundí mi boca en su intimidad, saboreando su sabor por completo, ahora sí que los gemidos eran insostenibles... Me estaba volviendo loca. Se sentó en el sofá por el placer mientras mi boca seguía jugando con su sexo. Apretaba mi culo con fuerza, me estaba poniendo mala con esos ruidos. No se hizo esperar mucho, y volvió a tumbarse en el sofá abandonandose al placer.
Acabó sin respiración .
-Joder Vanesa...- dijo en un gemido, creo que no había oído un sonido mejor que aquel..
-¿Te ha gustado?- dije tumbándome juntó a ella.
-El mejor orgasmo de mi vida...- su mano se dirigió a su propio sexo... ¿Se estaba masturbando delante de mi?
-¿Que haces Malú?- la dije besándola el cuello y quitándome ropa.
-Tocarme, no puedo pensar en lo que acaba de pasar sin hacerlo...- vi que se metía un dedo, dios...
-Déjame que lo haga yo...- la dije metiendo tres dedos en su interior, yo ya estaba desnuda.
-Enséñame a hacerte esto a ti...- me dijo dándome la mano, la cual dirigí a mi sexo.
-Sólo haz lo mismo que te estoy haciendo yo...- empezó a acariciarme, al principio suave, pero en cuento cogió confianza con más fuerza...
Estuvimos así un rato, hasta que Malú paró,.
-Quiero comértelo...- me dijo mordiéndome el labio.
-¿Sí?- la dije jugando con mis manos en su trasero.
-Ajá- cogió mis manos y las llevo a sus pechos.
-Tumbate...- me hizo caso, y se volvió a tumbar, la tenía desnuda, tocandose, debajo de mi.... Creo que no había mejores vistas.
-Malú deja de masturbarte por favor...- vi como se empezaba a meter los dedos en su intimidad.
-Es que no puedo más, ven aquí...- la hice caso, yo tampoco podía más.
Puse mi sexo en su boca, y yo baje hasta la suya. Las dos estábamos que no podíamos más así que tardamos bastante poco en abandonarnos al placer...
Me tumbe junto a ella en el sofá, las dos abrazadas después de hacer el amor...
-No parece que sea la primera vez que lo hagas con una mujer...- la dije acariciando su espalda
-Te tenía muchas ganas...- me dijo dándome un suave beso.
-Sí nos conocemos desde hace poco, mentirosilla.- le dije haciéndola cosquillas....
-Tienes algo que atrae, no se... Eres como mi droga, y te conozco desde hace muy poco, pero se que no podría vivir más sin tus besos, los necesito...- no se cómo, me acorde de lo que había visto en el puerto, al final no habíamos hablado.
-Malú... Tengo algo que contarte....
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